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Comprar aceite de trufa

Comprar aceite de trufa ya no puede considerarse una moda pasajera sino un modo de aderezar y condimentar nuestros platos que ha venido para quedarse. El sabor y el aroma de la trufa ya forman parte de la gastronomía internacional de un modo generalizado, lejos de los tiempos en los que las maravillosas propiedades organolépticas de este preciado hongo quedaban reservadas para unos pocos privilegiados.

Básicamente, es posible comprar aceite de trufa de dos clases: de trufa blanca y de trufa negra. Ambos tipos de aceite son capaces de convertir cualquier plato en una delicatessen gourmet.

Comprar aceite de trufa blanca

Como su nombre indica, este aceite de trufa es elaborado con trufas blancas, que se caracterizan por un su complejo e intenso aroma, similar al del ajo y el queso fermentado, y un agradable sabor con notas liláceas, algo picante y sulfuroso.

El aceite de trufa blanca, utilizado como aceite de acabado y con moderación, aporta a platos ligeros y frescos, así como a diferentes tipos de pastas y arroces (como el risotto) unos matices de sabores sutiles y delicados que los enriquecen notablemente.

Comprar aceite de trufa negra

Aceite elaborado o aromatizado con trufas negras que se caracteriza por sus sabores terrosos, ligeramente picantes, con ciertas similitudes a las setas pero con unos deliciosos matices de vegetales.

Al igual que el aceite de trufa blanca, el de trufa negra debe ser utilizado para los acabados, no como aceite de cocinado, ya que su potente sabor podría arrebatar por completo el sabor original de la receta, cuando el objetivo es que únicamente lo potencie y matice.

Aunque este condimento sirve para cualquier clase de receta, es especialmente recomendable para platos de sabores robustos, como las carnes (de vaca, de cerdo, aves, caza…), mariscos, pescados, pizzas o cualquiera que cuente con un sabor original bien osado.

Duración y cuidados del aceite de trufa

Lo normal es que, al comprar aceite de trufa, las botellas lleven toda la información acerca de su fecha de caducidad. Por norma general, suele mantenerse en un estado óptimo alrededor de un año mientras la botella se mantenga cerrada. Una vez abierta, lo recomendable es consumirla a la mayor brevedad, ya que uno de las excelencias de este producto es el aroma y este suele degradarse con cierta rapidez cuando el líquido entra en contacto con el aire.

En lo referente a su almacenamiento, es aconsejable que conserves el aceite de trufa en lugares oscuros y frescos (similares a los que convienen al vino), alejados de la luz del sol. Nunca lo guardes en la nevera, ni cuando hayas abierto la botella.

Al comprar aceite de trufa, tanto de variedades blancas como de negras, introduces en tu cocina un poderoso aliado culinario que te servirá para potenciar y enriquecer el sabor y el aroma de tus platos preferidos, sean del tipo que sean.

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