La trufa negra (comprar aquí) es el producto estrella de la temporada invernal. Y más concretamente si hablamos de su especialidad más comercializada y cotizada, la tuber melanosporum. Se trata de un hongo de perfume intenso que se puede encontrar en muy pocos lugares del mundo. Por suerte, España, es uno de esos lugares, aunque hay que buscar en zonas específicas.Aunque la trufa abarca una temporada de cinco meses (de noviembre a marzo) y su presencia en nuestras mesas aumenta en las comidas y cenas navideñas, está demostrado que las mejores trufas son las que se recogen justo ahora. Entre febrero y marzo. Cabe destacar que España no es solo el primer productor de trufas negras en cantidad, sino que también lo es por calidad e intensidad aromática.
Las mejores opciones para encontrar este cotizado manjar se encuentra en templos de la trufa con son las provincias como Huesca, Teruel, Soria o Castellón. Desde Fungo Trufas Selectas, una de nuestras zonas predilectas es la de Huesca, de allí procede toda nuestra producción a la venta, pues son garantía de éxito en cada uno de los platos que contienen trufa como ingrediente.
Otra de las curiosidades sobre la trufa negra es su proceso de búsqueda. En esta labor debemos reconocer que siempre nos han rodeado ciertos enigmas y secretos. Y es que al trufero no le gusta revelar sus zonas de rastreo con nadie. Suelen ser casi como un archivo clasificado que solo se trasmiten de padres a hijos. En esta búsqueda, como ya hemos comentado en otras ocasiones, son fundamentales los perros adiestrados, capaces de detectar el aroma de una trufa a 50 metros de distancia, incluso aunque esté enterrada a 50 centímetros de profundidad.
Una vez encontrada la trufa, se seleccionan por tamaños y se llevan a los mercados especializados o se procede a su venta online. Al comprarla, debes fijarte en que su carne sea firme y consistente como lo son las que tenemos en Fungo Trufas Selecta. A partir de ahí, cuando las tengas en casa puedes conservarlas hasta dos semanas en nevera siempre que se guarden en un recipiente bien cerrado, pero no hermético para permitir su respiración. El frío es muy importante, ya que con el calor las trufas pierden todos sus aromas, que son su principal virtud.